1.13.2010

Creo en lo desinteresado, creo en lo no lucrativo, creo en el intercambio, creo en la retroalimentación, en el poder de el arte respecto a las personas y el mundo; creo en la dramatización para la simplificación, creo en lo que se dice de verdad y sin miedo alguno, creo en el valor de los valientes y en el miedo de los miedicas pero no creo en la fe de los creientes ni en nada superior ni inferior a qualquiera. Creo en los sentimientos que no se dicen con la boca, creo en la recreación de los humanos en su sentido más teatral y terapéutico. Creo en la reciprocidad, en el agradecimiento mútuo, en el poder y la multimentalidad de las massas unidas hacia un mismo fin, creo en un cambio, así como en su dificil desarrollo actual. Creo en la capacidad para perdonar de las personas así como soy consciente de su misma capacidad para dañar. Creo en los payasos y en todos los seres que dedican su vida a la vida de los demás, aunque sea por unos segundos o si es para toda la vida. Creo el la música que emerge y contagia, en el ritmo, en la danza como sistema comunicativo. Creo en el amor sin su sentido romántico, en su faceta salvaje, en su faceta animal. Creo en la atracción de los cuerpos así como en su despolarización y comparto la sensación de efimeridad de la línia que separa al amor del odio. Creo en la bipolaridad de una situación y en los dobles siginificados. Creo en las yemas de mis dedos.
Ni lo que hacemos, ni lo que comemos. No somos lo que decimos ser. No somos lo que pensamos ni mucho menos. Ni nuestros errores ni nuestras victorias, no somos lo que ganamos ni lo que perdemos. No somos lo que fuimos ni seremos lo que queremos.Las habladurías y verborreas sobre qué somos o dejamos de ser son las barreras de nuestra inseguridad para definirnos. Por naturaleza no necesitamos saber qué somos, anhelamos saberlo por existencialismo absurdo y competitividad humana.Somos una condición con la que alguien juega. Y a la vez somos una razón por la que alguien dícese ser.La preocupación por la autodefinición es una clara demostración de nuestra necesidad de control sobre todo y todos. Necesitamos impresiones para formar definiciones. Nos guiamos por juicios tan válidos como no válidos, por opiniones individuales y discutiblemente frágiles para el colectivo para definir algo innecesaria y precariamente burlesco.No podemos ser nada concreto y podemos serlo todo a su misma vez. Lo que a raíz de esto si que somos, y esto es antagónico, hipócritas no solo con nosotrxs mismxs (cosa que resuelvo a definir como una estupidez) sino con todo lo que podemos decir y pensar sobre los demas. Si queremos que algo u alguien sea, será. Aunque antónimamente se muestre. Y si queremos ser, seremos aunque para nuestros adentros sepamos no ser absolutamente nada.